Archive for the ‘Amistad’ Category

Almas hermosas

14 marzo 2020

En estos días tan raros asoman más que nunca las miserias, propias y ajenas, y el corazón a veces se contrae de tristeza, pero enseguida rememora uno las bondades que también lo expandieron, sin pagar por ellas ni dineros ni peajes. Soy, pese a los males que me aquejan, una privilegiada que ha tenido la fortuna de llorar la muerte de José Jiménez Lozano. De muy jovencita un libro suyo cayó en mis manos: lo devoré con estupor; no entendía que fuese posible escribir una prosa tan fresca y bella que luego después, estando yo algo más leída, me recordó a la de Santa Teresa. Fantaseé entonces con la idea de compartir café y tertulia con este afamado escritor en el Lyon D’Or, el café donde se “hospedaba” cuando visitaba Valladolid. Lustros después mis deseos se hicieron realidad: no sólo prologó mi primer libro, siendo yo una novata, sino que se convirtió en mi paño de lágrimas y en una especie de profesor al que consultaba las dudas literarias que con frecuencia me arredraban. Fue también don José asesor de lecturas, que yo apuntaba en papelillos que he ido, tonta de mí, extraviando entre las páginas de libros perdidos. Llegué, no obstante, a leer una parte de sus recomendaciones; sus gustos y los míos convergían de forma asombrosa. Fue, además, quien más me animó a leer y a escribir en inglés y quien me alentó a dar el salto al guión cinematográfico. Era un curioso erudito: sencillo y tan joven de espíritu que, cuando charlaba con él, me sentía en compañía de un chiquillo. Hablé con él hace apenas quince días; empeñado estaba en regalarme uno de sus últimos libros; no me atreví a llamarlo de nuevo, pese a su insistencia, por no molestarlo. No sé muy bien qué obtuvo de mí, pero no recuerdo que me exigiera favores de ninguna clase. Una persona verdaderamente inteligente  —no hablo aquí de astucia; de astutos, anda el mundo atestado— es necesariamente bondadosa y vive alojada en un alma hermosa.

Felonía

15 abril 2018

Hace unos días las antiguas alumnas de mi cole crearon un grupo de Whatsapps para organizar un festejo. Según las leía, parecía que hubiesen vivido una infancia y una adolescencia distintas a la mía. Mi malestar fue creciendo sin saber yo el porqué y de pronto hoy ha estallado de tal modo que por un momento me he visto aquejada de mil dolores y angustias. En unas horas he revivido los horrores que sufrí en aquel lugar, las calumnias, infamias e injusticias de las que fui objeto sin merecerlo. Era sólo una niña, buena y aplicada, aunque también movida y charlatana a causa de mi hiperactividad. En aquellos años esos diagnósticos no se estilaban, así que sufrí lo indecible a manos de profesores y tutores que parecían disfrutar vilipendiando a una indefensa colegiala. A punto estuvieron de expulsarme por un delito que jamás cometí; lo hizo una compañera por mí, pero yo cargué con sus culpas. Creí que en algún momento me libraría de aquellas terribles embestidas que padecía yo, que admitiría su error; jamás lo hizo y jamás desvelé su delito. A fecha de hoy, sólo somos tres las que sabemos lo que de veras acaeció y sospecho que el secreto se irá con nosotras a la tumba. O quizá lo desvelara yo misma en “February”, en ese primer borrador de mis memorias que algún día verá la luz; no lo recuerdo, no he vuelto a releerlo. Pese al desconsuelo que hoy me asola, sé que en unos días volveré a ser quien erá y renaceré, como suelo, de mis cenizas. He de ordenar las emociones, procesar la información que en unas horas me ha engullido y recordarme a mí misma que no debo escapar del dolor. Pretender que no ocurrió lo que sí ocurrió es una pésima solución; cuando menos te lo esperas, el dolor te atrapa para retorcerte y dejarte sin vida. No quisiera estar en el lugar de aquellos que perpetraron semejantes felonías.

Deseos de venganza

19 septiembre 2016

Cuando se amontonan los ultrajes, resulta más difícil discernir el bien del mal, así que hay que andarse con ojo. En un arrebato se puede destruir tanto que espeluzna sólo de pensarlo. imageLa prudencia y la paciencia son, en estos casos, las mejores consejeras: huyen de estruendos y algarabías y se atienen al bien, aun en las circunstancias más aciagas, aun cuando las injusticias arremetan contra uno sin piedad. Rehuyo, por ello, a vocingleros expertos en sembrar males y discordias. Sin sus diabluras, el mundo sería un lugar más bello y armonioso. Es arriesgado, por otra parte, erigirse en jueces de lo ajeno, pues nuestras infracciones se pesan en la misma balanza en la que se calibran las del prójimo. De ahí la importancia de la benevolencia, de no emplear la justicia para nuestros fines y de respetar hasta al más malvado de los hombres. Una amiga me enseñó un buen truco para archivar afrentas: imaginarse al pérfido sujeto que nos hace la vida imposible como el niño que un día fue; al verlo gatear y balbucir, el corazón se ablanda y la compasión y la paz acaban reemplazando a los deseos de venganza. Es importante insistir y recordar que el mal sólo engendra mal.

Piezas descabaladas

24 May 2016

Lady Diana Bridgeman. Harold Speed (British, 1852-1957)La experiencia me ha enseñado a guardarme para mí los desalientos y los puzzles con piezas descabaladas. Sólo aquellos que considero amigos, un par de ellos a lo sumo, escuchan sin juzgar y sin dar consejos. Esa manía de regalar soluciones que ya uno ha desechado por ser contraproducentes me saca de mis casillas; las recomendaciones pueden estropear un bonito día o el equilibrio labrado a lo largo de lustros. Sé que a veces esos consejeros vienen cargados de buenas intenciones, pero detesto propósitos que no hacen sino crisparme y dificultarme aún más el camino; detesto también las buenas intenciones. Esas respuestas no requeridas desvelan, por otra parte, información preciosa sobre cómo otros afrontan la adversidad; lo hacen con herramientas muy oxidadas por negligencia o desuso, pues muy poco sabemos de nosotros mismos. Ponemos demasiado énfasis en resolver problemas ajenos, mientras dejamos que los propios se solucionen por sí mismos, sin mover un dedo, creyendo que el paso de tiempo obrará el milagro y lo dice alguien que cree en los milagros a pies juntillas, porque todo me lo pueden arrebatar, excepto la fe y la confianza. Esos comentarios, en apariencia cabales, dinamitan esa esperanza a la que me aferro y cuesta reconstruirla cuando los ánimos caminan cabizbajos. Callaré para siempre y nada jamás diré. Nada.

Complicaciones

1 abril 2016

Las situaciones se complican y se descomplican pero, al no dormir, la oscuridad se cierne sobre las miradas, lo luminoso se opaca y la luz se oculta en rinconcillos amedrentada por mi propia furia. cineladiesPorque si osaran los candiles salir de su escondrijo, mi mal café soplaría con fuerza hasta extinguirlos aun sabiendo que así nada conseguiría excepto añadir más daños a los efectos que llevo ya dos meses largos soportando. La lista de estropicios causados por la zozobra es larga y variopinta; soy un saquito de huesos rabiosos a cuenta de tropezar siempre con obstáculos insalvables ¿Qué he de hacer? Combatir, aunque sea sin dormir y con un agotamiento físico y mental que lleva ya tiempo pasándome factura. Por otro lado, siempre aparecen sorpresas en los lugares más insospechados y esos regalos inesperados podrían permitirme vivir tal y como preciso para sacar mis numerosos proyectos adelante. Con paz y descanso, soy una máquina de producir; escribo en inglés y en español a un tiempo y me adentro también en otros campos alejados, en apariencia, de la literatura pero jamás del Arte. No concibo la existencia sin la creación artística, sin pergeñar sueños y convertirlos en imágenes que se paseen ante cuantos deseen contemplarlas. Hay sueños que exigen sangre y lágrimas; aun así merecen la pena y ya se sabe que toda lucha tiene recompensa. No soy, por añadidura, la única en creerlo; una ristra de apoyos me secunda. Dios los bendiga por ello.

Desesperación

11 febrero 2016

CasD_fnXEAEn9e0Vengo aquí de nuevo a descansar de las fatigas de la vida, de esos sinsabores que se amontonan y a los que no hay modo de hacer entrar en razón. Antes cogía mi varita mágica y deshacía conjuros en unos minutos; era tal mi destreza que hasta a mí misma me sorprendía la cantidad de recursos y herramientas que se nos regala para confrontar la vida y encararla casi siempre con una sonrisa. Al final del día, contaba asombrada las dádivas recibidas: Desfilaban ante mí las pequeñeces del vivir vestidas con sus mejores galas y así tan llenas de luz y de dicha, mi humilde existencia se embellecía; era una pequeña obra maestra, pese a su sencillez. En unas semanas, mis trucos me han dejado en la estacada. Estaban preparados para cualquier imprevisto, pero esta nueva situación mía los sobrecogió de tal modo que andan atemorizados y buscando refugio aquí y allá. Es un poco lo que sucede con los amigos cuando vienen mal dadas, que huyen despavoridos y se inventan toda suerte de excusas con tal de no atender a llamadas. A ratos surgen ideas raras que barajo ya a la desesperada; luego, cuando recupero el juicio, cavilo y la razón vuelve a asistirme y a alejarme de los disparates que mi mente ideó en un ataque de desesperación. Así vivimos ahora. Así.

Thanksgiving

19 noviembre 2015

Hace un año, tras un precipitado viaje, pisaba yo suelo estadounidense la víspera de Acción de Gracias para compartir con una amiga y su familia esa festividad que enternece allí los hogares tanto como las mismísimas Navidades. J_Singer_Sargent_Carnation_Liliy_Lily_Rose_1885-86En torno a una mesa con pavo y sabrosas viandas, cada uno de los presentes desgranaba las gracias recibidas a lo largo de un año en tanto yo me esforzaba por contener las lágrimas; el espectáculo era demasiado bello y el amor embellecía cada rincón de aquella hermosa casa. Hoy desde la distancia añoro la compañía y celebro mi particular «Thanksgiving» y lo hago porque agradezco el techo que me cobija, la electricidad y el agua corriente que, gracias a un termo, calienta cuerpo y espíritu y algo de comida. Esta mañana hablaba con dos ángeles que velan por mis intereses, que se pelean por facilitarme el camino pues creen en mí, en mis proyectos, en ésos que algunos consideran descabellados; hay fantásticos funcionarios que intentan amoldar las normas a las personas. Al mediodía el sol se abrió paso entre los vahos y me regaló un cielo azul porcelana que ahuyentó las sombras de días atrás. Recibí, además, un regalo inesperado, un sencillo corazón de madera rosa chicle que ya se mece en una balda de la estantería. A eso de las seis vinieron a llevarse dos maletas que contenían el calzado y la ropa de verano y que desde ahora reposarán en un bendito trastero. Siento una enorme gratitud por esta vida tan difícil que a veces me rompe en dos, por esas amistades que no me arrinconaron cuando vinieron mal dadas, por esos ángeles que Dios me envía disfrazados con los más variopintos ropajes, por la belleza de un mundo que aturde y en el que tengo el privilegio de habitar. Happy Thanksgiving!

P.D.: He decidido que el próximo año celebraré Acción de Gracias en Estados Unidos. Espero que alguna alma caritativa me acoja en su casa y me regale la mitad de amor que G. volcó sobre mí en noviembre de 2014.

Novela de misterio

8 noviembre 2015

Estos atardeceres tan precoces hacen que una resuelva sus asuntos con más prontitud pues pareciera que la oscuridad fuera a engullirnos y dejarnos a oscuras hasta el fin de los tiempos. Limited Editions — Joe Webb sobre Magritte.Luego, como siempre, el desbarajuste se va colando y desbaratando los planes; si al caos que habitualmente me acompaña, le añado multitud de actividades que nadie perpetraría en un solo día sin renunciar a la cordura, me acabo recogiendo más tarde de lo que desearía y acomodando a horarios estrafalarios. He de escoger mis tareas con sumo cuidado y postponer muchas de las labores que parecen acuciantes sin serlo; centrarme en lo que yo considero esencial, en lo que sin cuyo aliento perecería. Por otra parte, surgen aliados en lugares alejados y en los cercanos, en cambio, una parece no darse sino trastazos. Es cierto el dicho de que nadie es profeta en su tierra. Todos los que lucharon por alcanzar sus metas se vieron obligados a emigrar a otras regiones o a otros países, pues los suyos, lejos de acogerlos, los desdeñaron y se burlaron de sus ambiciones. Así andamos, navegando entre dudas, contemplando posibilidades inverosímiles y soñando con una vida más llena y más digna. El desenlace de esta historia me tiene muy intrigada; siento como si mi vida se hubiese convertido en una novela de misterio.

¡Gracias, gracias, gracias!

11 abril 2015

Uno ha de escoger los empeños con sumo cuidado, pues la perseverancia es tozuda y se acaba saliendo con la suya. De insistir en metas que a nadie benefician, no atesoraríamos sino logros desprovistos de belleza y también de sentido; una vida llena de éxitos feos nos vacía de amor para llenarnos de insatisfacción y de codicia. mary ann wakeleyEl anhelo de  bienes materiales parece ser el único fin y en aras de este deseo, a veces desordenado, se sacrifican la paz y la dicha y se hunde uno en el egoísmo, en ese inhóspito lugar en el que jamás se vislumbra gozo, sólo risas que destilan tristeza, miedo y desamparo. Hay que ambicionar con la cabeza pero también con el corazón para que la vida sea bonita y apacible. Hay también que dar, porque en ese donarnos al otro nos va la vida. Ahora reflexiono más sobre mis deseos porque veo que, gracias al tesón y a la esperanza, voy acariciando mis sueños; para obtener el bien hay primero que desearlo. Si se ama la vida con pasión, ésta te acaba correspondiendo y enamorándose de ti y ya se sabe que los enamorados le colman a uno de atenciones. Me llueven las bendiciones y, ante tanto agasajo, exclamo jubilosa: ¡gracias, gracias, gracias!

Acción de Gracias

4 diciembre 2014

Sigo viviendo en una nube de irrealidad; suceden demasiadas cosas y a ratos resulta difícil entenderlas; he llegado a la conclusión de que la vida hay que vivirla y no comprenderla. Syosset 2Perdí mi casa, perdí también mi portátil y de pronto, sin buscarlo, me encontré en un avión rumbo a Nueva York. Regresé al que consideraba mi segundo hogar y, pese a todas las hermosuras que vi, supe por fin que mi lugar estaba aquí, en este extraño país lleno de odios y de irracionalidad al que, pese a los improperios que de vez en cuando vierto, amo. Descubrí el verdadero significado de familia, aun cuando se cuelen tensiones y discordias, y de refugio frente a las inclemencias del vivir. Me asombré ante la gratitud que derrochan los hombres en esa mágica cena de Acción de Gracias: el amor que me circundaba era tan abrumador que las lágrimas inundaban mis ojos; lo que allí viví marcará el resto de mis días, sin duda. Compré un «kettler» tan bello que adorna una de las estanterías de este diminuto apartamento cuyas dimensiones equivalen a lo que antaño fue mi estudio. Adquirí también unas zapatillas que asemejan a botas de après-ski y que envuelven mis pasos en un un ritmo tan cálido que resulta paradisíaco. La amistad y la bondad han suavizado la desgracia y el gran dolor que aún me afligen, la calidez del afecto diluye y endulza las gélidas penas. El mundo ha dejado de ser un lugar inhóspito lleno de amenazas y miedos y se ha tornado en una casita de madera blanca llena de luz y de dulzura en donde hasta las sábanas huelen a canela.