Ayer mi padre decidió venirse a vivir conmigo, al menos durante el mes de julio. Pasé una tarde muy angustiosa. La convivencia es siempre difícil, sobre todo si uno lleva lustros viviendo solo, como es mi caso; pero las dificultades crecen si ese nuevo inquilino aparte de habitar, se destruye delante de tus narices, día tras día. Hace tiempo que dejé de juzgarlo porque si yo estuviera en su lugar, haría lo mismo que él; razones no le faltan. Hay días en los que, para sobrevivir, necesitaría drogarme o beber hasta perder la consciencia. No lo hago porque ahogo mis penas nadando y rezando. Es Dios quien me sostiene, el que permite que, pese a todo lo vivido, siga viva. Sé que hay muchos que no creen en Él; yo, en cambio, no puedo dejar de hacerlo porque Él me salvó de la muerte y me sacó del infierno en el yo vivía.
Ayer la muerte estuvo en mi casa, quiso llevarme con ella, pero no pudo. Aquí estoy estremecida y llena de contracturas, pero viva; no las tengo todas conmigo, empero. Ayer también supe que una amiga se iba este verano a NY. Sentí envidia, porque yo, en vez de visitar museos, contemplo cómo mis seres más queridos se fustigan y se arrancan cada día un pedacito más de carne. Sólo les quedan los huesos y la mayoría están quebrantados, porque se los han ido también rompiendo uno a uno de suerte que van arrastrándose. Este verano, en vez de viajar, lucharé con rosas marchitas y hojas de ciruelo para que la muerte no me lleve con ella, porque no me toca todavía, aunque no sé si podré hacerle frente porque mi cuerpo, de tanto combatir, está también maltrecho y necesita descanso. También ayer descubrí que el mes de agosto tendré, me guste o no, que abandonar esta casa. Vivamos el aquí y el ahora. Tal vez antes de que concluya el mes, todo se solucione y no tenga que trasladarme, después de todo.Tal vez una vez más se obre el milagro. No tengo adonde ir. Una amiga me decía que todo cuanto me ocurría se debía a que mi vida estaba fluyendo y yo me alegro por ello, pero preferiría que por un tiempo se estancara. Sólo un poquito.