De la confusión al asombro

Y llega junio y lo hace con unos calores que considero desmedidos; cuando el verano asoma, siempre me agobia. No sé cómo comportarme frente a esas bocanadas ardientes que invaden campos y calles; hay que construir una nueva rutina para evitar que las tareas diarias se conviertan en una pesadilla, como la que anoche me estuvo rondando entre sueños y malos despertares.famous-portrait-photographers-bert-stern Encuentro el frío más limpio, sano y sensato. En esa sensatez los quehaceres se columpian sin hacer malabares, sin perderse en caminos poblados por malhechores que no quieren sino despojarte de lo que posees y, de paso, apalearte. Las estaciones intermedias son comedidas, aunque esta primavera nos está colmando de excesos; su pasión desborda a cada rato con un sinfín de tormentas. En medio del desbarajuste, un anhelo que arrastraba yo desde tiempo atrás se ha hecho realidad; una afamada retratista me regaló su antigua cámara de fotos, que sigue funcionando y que cuenta con tantos avances técnicos que me asusta el lidiar con ella. Ando a la espera; un fin de semana de éstos vendrá mi regalo de Madrid. Aún no salgo de mi asombro; el día antes había salido al campo con mi vieja Olympus a retratar el mundo y sentí un profundo deseo profundizar más. Le pedí a Dios que me enviara esa cámara que ansiaba; llegó al día siguiente, sin ponerle yo empeño. En medio de la confusión en la que vivo, doy gracias al Cielo por atender mis preces y ponerme en el camino a esta generosa mujer a quien espero algún día conocer.

4 respuestas to “De la confusión al asombro”

  1. flori Says:

    Las dadivas! hermosas dadivas… Me alegro mucho contigo querida Nuria.
    Siempre es un placer leer tus delicados escritos.
    Un abrazo 🙂

  2. joaquinsarabia Says:

    El calor el frio. Los extremos siempre son malos.
    Deseo que consigas muy buenas fotos.
    Un Fuerte Abrazo querida Nuria 🙂 .

    • zambullida Says:

      Todavía no tengo la cámara, pero ya me he animado a hacer fotos con mi vieja y querida Olympus. También yo odio los extremos, al menos en lo que a temperaturas respecta. Buen finde, Joaquín.

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