Maná

Me despierto pronto, muy pronto; apenas logro dormir cinco horas, pero, dado que tengo cita en el taller a primera hora, decido levantarme y aprovechar el tiempo. Pese a ello, salgo de casa más tarde de lo previsto. Pierdo casi cinco minutos en quitar el hielo del coche: a falta de rascador, utilizo como utensilio una vieja guía del QDQ, la calefacción hace el resto. Todo está envuelto en esa bruma que acompaña a esta zona por las mañanas y que, a veces, se torna en espesos bancos de niebla. Me sorprende la blancura de un árbol, al que imagino cubierto de nieve (es cierto que las temperaturas han subido, pero aquí nunca se sabe); conforme me acerco, descubro que no está nevado sino revestido de florecillas blancas. Me acuerdo de mi planta, que sigue obsequiándome con nuevas flores, y sonrío. Mientras me revisan el coche, repaso la prensa en la cafetería del concesionario  y aprovecho para hacer unas llamadas. Charlo con S. de esto y aquello. Le pido consejo sobre el bajo de unos pantalones que me regaló el viernes pasado, junto con tres prendas más. No es la primera vez que lo hace y sospecho que no será la última. A causa de la emoción, me acosté anteayer a eso de las dos y media de la madrugada; estuve haciendo con mis nuevas adquisiciones toda suerte de combinaciones. Antes de colgar, le recuerdo que uno de los cajones de su despacho guarda una varita mágica con la que deshacer maleficios, muy útil para alguien que, como ella, trabaja con dos brujitas; S. va poco a poco perdiéndola el miedo e intuyo que en breve, como hada que es, podrá dominarla. Tras el taller, decido invertir el orden del día: me voy a la piscina. Después del plácido baño y ya en la ducha, caigo en la cuenta de que olvidé el neceser. Una amable veinteañera me presta su gel, su champú y acondicionador; me siento muy afortunada. Antes de volver a casa, paro en una frutería a comprar un limón; la frutera, insiste en regalármelo. Tiene buen género: los ojos se me van a las fresas, a las uvas, a las tersas y brillantes berenjenas y a unas hermosas alcachofas que mañana, si no se me queman, comeré. De camino a casa, vislumbro a derecha e izquierda almendros en flor; parecieran envueltos en esponjoso maná. Al llegar a casa y comprobar el correo electrónico, descubro con júbilo que Marco ha dejado un comentario en el blog; hacía tanto que no sabía de él… Termino la mañana con un delicado té negro envuelto en una elegante bolsa de seda que también S. me regaló y reflexiono sobre todas las dádivas que he recibido a lo largo de este fin de semana — me acuerdo, de forma especial, de Winnie, de R. y de G.— y doy gracias a Dios por ello. Aunque no tenga nada, me siento muy dichosa.

29 respuestas to “Maná”

  1. Alan Rulf Says:

    Me encantan los almendros en flor, son inspiradores. Ni puedo ni quiero escapar a su seducción.

    Admiro tu capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas. Unas flores, unas alcachofas, un rayo de sol… ¿para qué hace falta más?

    Saludos.

  2. joaquinsarabia Says:

    Si somos capaces de poder observar y disfrutar de los árboles en flor todo va bien, porque cuando se cierran nuestras ventanas nos quedamos a oscuras y no vemos ni podemos disfrutar de nada.
    Un Abrazo 🙂 .

    • zambullida Says:

      Andamos tan preocupados por el futuro, Alan, que apenas vivimos en el aquí y el ahora y ni para disfrutar tenemos tiempo. Una pena. No son necesarias grandes cosas para ser feliz.

      Con las ventanas abiertas, además, entra aire fresco y se renuevan las estancias. Un abrazo, Joaquín.

  3. 1cruzdelsur Says:

    Zambu, es un placer leer tus letras, eres una florcita silvestre en un gran jardín…, eso es bueno porque embellece a la vida…
    Un beso
    Cruz del Sur

  4. winnie0 Says:

    Eres puro sentimiento mi niña…..Si yo tuviera esa varita mágica de ese cajón….te haría SONREIR y un poquitito mas FELIZ con sólo un toque de varita. Un beso enorme

    • zambullida Says:

      Gracias, cruz. Todos, si queremos, podemos embellecer la vida.

      Saludos.

      Winnie, también tú tienes una varita mágica para librarte de hechizos y brujerías. Busca bien, ya verás como la tienes por ahí, en cualquier cajón.

  5. Mercedes Molinero Says:

    Las flores de los almendros anuncian qure la primavera está cerca.
    Ahora toca gozar de la plenitud en que estás inmersa.
    Disfruta de ella.
    Un abrazo

  6. annefatosme Says:

    Tus letras huelen a despertares, a alegría, a almendro en flor. Un texto lleno de energía primaveral, no sabes cuanto me alegro.
    Un abrazo,

    • zambullida Says:

      Además, hoy, para variar, ha salido el sol, aunque sopla una brisita fresca. Las flores de los almendros alegran el espíritu, Mercedes, y presagian otros tiempos, al menos en lo que a mí respecta, quizá una nueva vida. Disfruta tú también de esta incipiente primavera.

      También yo me alegro, Anne. El invierno ha sido demasiado largo y demasiado duro. Ya tocan otras cosas. Un abrazo para ti también.

  7. LAMBERTUS CEGATUS Says:

    MOLT BE, SIGUE GUSTANDOME TU SITUACION ANIMICA, HAY ALGUIEN QUE ME HACE CASO Y POR ESO CONTONUO PIDIENDOLE MAS COSAS, QUE CONTINUE DANDOMENLAS, UN ABRAZO Y GRACIAS POR TU INTERES

  8. tomae Says:

    Zambu, espero que tu visita al taller haya sido fructífera y que los engranajes engranen tan bien como hacen tus piernas nadando en esa piscina… me ha gustado el ritmo que te has montado hoy en el post!

    …y que bien sientan esas regalos por muy simples que parezcan!!!

    Me encanta el limón, siempre lo pido en la coca-cola, cuando la acabo, tras sortear la rodaja que siempre se esconde bajo los cubitos de hielo…

    ÑAM!

    • zambullida Says:

      SIGUE, SIGUE, LAMBERTO. TODA AYUDA ES POCA ¡UN MILLÓN DE GRACIAS!

      Del taller, mejor no hablo, tomae; tendré que volver: será la tercera vez que vaya por el mismo asunto. También a mí me encantan los limones. Antes, no sólo me comía mi rajita de limón sino también las de los demás, previo permiso, claro. Ahora ya no puedo: el ácido cítrico destroza el esmalte de los dientes y el mío está un poco debilitado. De vez en cuando hago un exceso y me como una naranja. Ya ves.

      P.D.: Espero que estés mejor. Cuídate.

  9. flori Says:

    Es curioso para mi como describes el hielo y la nieve, hasta ahora no la conozco (la nieve). Y la emoción de probar combinaciones, a que chica no le gusta?…
    Y ser agradecida, es lo mejor, parece que cuando somos agradecidos por añadidura el universo nos regala más, o nos hace descubrir a cada instante motivos para agradecer!

    Un abrazo!

  10. Concha Huerta Says:

    Esperanza. Me alegra estas palabras que rezuman esperanza y estoy de acuerdo contigo. la amistad es el regalo más preciado. Un saludo

  11. zambullida Says:

    La nieve es muy hermosa, flori, y emana de ella una luz muy, muy especial. Espero que puedas verla algún día ¿De dónde eres, por cierto? Como bien dices: cuanto más se agradece, más se recibe. Un abrazo, amiga.

    La amistad, Concha, es un regalo muy valioso y por eso, supongo, resulta tan difícil de conseguir. Esperanza, esperanza, esperanza. Sin ella, es imposible vivir. Saludos.

  12. flori Says:

    Zambullida, soy de Venezuela, un país con multiples climas, aquí tenemos parte de la Cordillera Andina, donde hay nieves perpetuas. Yo vivo hacia la costa, las distancias en mi país a veces son inmensas. Un abrazo para ti también.

  13. Charles Says:

    Creo que no somos realmente conscientes de lo que significa valorar las pequeñas cosas como las que describes. Es la clave para tenerlo todo entre las manos vacías.

  14. María del Carmen Rodríguez de Arce Rubira -maricarmenrdear@gmail.com Says:

    No permiten que salga publicado mi comentario. Por favor solucionar el problema.

  15. María del Carmen Rodríguez de Arce Rubira -maricarmenrdear@gmail.com Says:

    Querida amiga, veo que ha salido mi reclamo, bueno ya espero que salga lo siguente.
    Me encanta tu entrada, la, narración de la naturaleza que te rodea en el recorrido es como ver una película, he sentido que te acompañaba tomando café, y veía esas apetitoss alcachofas que me gustan tanto.
    La primavera alegra la vida, un rayo de sol ilumina el alma.
    Con mucho cariño,
    Maricarmen

  16. María del Carmen Rodríguez de Arce Rubira -maricarmenrdear@gmail.com Says:

    Querida amiga, ¿por qué dice pendiente de moderación?
    Ya se publicó, a la cuarta vez de escribirlo.
    Cariños,
    Maricarmen

    • zambullida Says:

      ¡Me encantan las alcachofas! Además, milagrosamente, aquel día no se me quemaron.

      Echo de menos la ciudad, pero vivir en el campo, pese a las distancias y los inconvenientes, tiene también sus ventajas. Hoy he echado de menos el sol, pero la lluvia hace mucha falta y las temperaturas, gracias a Dios, son más templadas.

      Te repito lo que te dije en «Siesta matinal»: El hecho de que tus comentarios, en vez de publicarse directamente, como otras veces, hayan pasado por el filtro de moderación es porque has escrito el comentario con un nombre de usuario diferente y WordPress, lógicamente, no te lo ha reconocido. Debe de ser porque le has añadido un guión al final del nombre y eso, aunque sea una tontería, lo convierte en un nombre de usuario distinto.

  17. inspiracion1971 Says:

    Este post me hace imaginarte en un sofá, arrebujadita, con una hermosa taza de té negro, sonriendo, mirando hacia ninguna parte, coo cuando se piensa y se reflexiona.

    Si, a veces.. recibimos de los demás.. y es porque piensan en nosotros.

    🙂

  18. Desierto « Zambullida's Blog Says:

    […] sido conducidos tras su liberación y a los que Dios, compadecido de sus lamentos, les concedió el maná del cielo, ese pan celeste del que uno nunca se saciaba. Así que cada mañana espero a que se […]

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