Misterios inteligibles

La lectura de algunas páginas de «El paraíso perdido» de Milton me ha remontado a aquellos años de sinsentido, desespero y frustración en los que no hallaba fuerzas para abandonar aquellas «tristísimas regiones», en las que deambulaba sin saber qué delito había cometido para padecer tal condena. Esos tiempos quedan ya muy atrás, pero al leer a Milton no he podido evitar llorar por aquella pobre y desdichada que, pese a sus esfuerzos y sus luchas, nunca parecía dar con el sendero que un día habría de sacarla de aquel infierno en el que se había convertido su existencia. No había descubierto aún el misterio de esa vida que podía sentir pero no resolver por mucho que me aplicara a ello; no había sido creada por el hombre, sino que era algo infinito que desbordaba el intelecto y que , a la par, me iba poco a poco poniendo en contacto con mi realidad, pequeña y limitada, aunque no por ello desdeñable puesto que mi valor era infinito a pesar de que a ratos ignorara el origen y el destino. No sabía entonces que estuviera llamada  a trascender hacia otros mundos que ni atisbar podía, de ahí que el mío  se quedara siempre canijo y me dejara un regusto de amargura, pues nada parecía satisfacerme. Sin embargo, al empezar a fijar la mirada en cimas más elevadas, me abrí también hacia mí misma y, con el tiempo, logré interpretar aquellos misterios antaños ininteligibles y a los que, tal vez por miedo, di la espalda. Viví, por ello, durante buena parte de mi juventud a ciegas, sin saber nada y sin querer saberlo porque el descubrimiento de uno mismo libera, pero conlleva asimismo dolor, ése al que durante largas temporadas no conseguí amansar  a pesar de poner todo mi empeño en ello; no sabía que también él necesitara expresarse a fin de expulsar las penas acumuladas durante lustros.  Al tiempo, y sin ser muy  consciente de ello, mi visión de las cosas comenzó a cambiar y mi perspectiva, lejos de agradar, irritaba, tal vez por llamar a las cosas por su nombre, por recordar, con mi actitud y mis escritos, a cuantos decidieron inventarse una existencia que les alejara del sufrimiento, que su vida carecía de cimientos, sentido y raciocinio. Así que sin buscarlo, me adjudicaron el papel de malvada. A nadie le gusta ser tachado con el índice del desprecio; la felicidad, empero, tiene un precio y está reñida con la insana manía de complacer a todos. A estas alturas, no puedo volver a ese mundo tenebroso de apariencias y mentira, porque ya he visto los cielos nuevos y la tierra nueva.

27 respuestas to “Misterios inteligibles”

  1. Alan Rulf Says:

    Tu entrada me ha recordado lo que podríamos denominar «el ignorante feliz». Es generalmente asumido que el hombre busca en última instancia la felicidad. ¿Qué tipo de satisfacción nos da el conocimiento para que renunciemos por él (y a sabiendas) a la felicidad?

    Saludos.

  2. winnie0 Says:

    El pasado a veces se debe dejar quieto y sin remover….
    Un beso Zambu

    • zambullida Says:

      Tal vez, Alan, no hayas comprendido mi entrada. Detrás de este texto, hay mucha profundidad y también cierta complejidad que va más allá del conocimiento con el que normalmente nos relacionamos. En cualquier caso, es lo que ayer necesitaba escribir. Nadie ha renunciado a la felicidad; muy al contrario: la ha abrazado con fuerza y sin intención de soltarla. El que uno se decante por unas posturas u otras determina en muchos casos la aceptación o no de los que nos rodean; es por ahí por dónde van los tiros. Uno no puede pretender que sus caminos, aquellos que le han dado sentido a su vida, sean inteligibles para todos. 🙂

      Supongo, Winnie, que quien vive anclado en el pasado corre el riesgo de no vivir más que de recuerdos y de olvidarse de saborear la vida. Afortunadamente, no es mi caso. No obstante, si hemos experimentado una evolución, es bueno recordar de dónde venimos porque todo cuanto ha acontecido nos ha conformado. Renegar del pasado es como renegar de uno mismo. Besos, niña.

      • Alan Rulf Says:

        No quería decir que tú hubieras renunciado a la felicidad, hablaba más en general. Tras tu entrada veo otras muchas cosas, y para entender algunas de ellas supongo que necesitaría conocer datos de tu pasado a los que aludes sin especificar. Entiendo también que hay recuerdos dolorosos, por lo que no deseo indagar en ellos más de lo que tú misma hayas querido compartir.

        Saludos.

  3. mercedesmolinero Says:

    El pasado es el que nos ha conformado como somos ahora. El propio conocimiento, aunque resulte doloroso, no debe ser un obstáculo para que renunciemos a nuestra felicidad.
    El verdadero conocimiento, si es que llega, es difícil conseguirlo. Te queda para lograrlo el resto de tu vida.

  4. joaquinsarabia Says:

    No podemos contentar a todos y ser felices, acaso porque la felicidad es muy exigente y nos obliga a ser sinderos con nosotros mismos.
    Preciosa música que hace juego con tu escrito 🙂 .

    • zambullida Says:

      Lo que dices, Mercedes, es precisamente lo que le comentaba esta mañana a Winnie. El pasado es un problema sólo cuando nos impide ser felices y avanzar en el camino. El conocimiento, el verdadero, es muy difícil de adquirir; sin embargo, aunque cada día se va descubriendo algo nuevo, la esencia sí puede captar y no hace falta vivir para ello una larga vida. Me estaba acordando de mi querida Etty Hillesum, que cuando murió apenas había rozado la treintena, pero ya sabía cuanto un hombre necesita saber. Estoy pensando también en Sto. Tomás de Aquino o en San Agustín. En estos casos, es un don y el hombre entonces apenas si tiene que afanarse, al menos no tanto como el resto de los mortales; sólo abrirse de par y par para dejar que el alma se esponje. Por cierto, tampoco hace falta ser un erudito; ese conocimiento suele llegar a las almas más sencillas, a aquéllas más conscientes de su pequeñez.

      Tienes mucha razón, Joaquín. El que trata de contentar a todos, aparte de no conseguirlo, acaba haciéndose daño: deja de ser él mismo con el objeto de ganarse el reconocimiento ajeno, lo que le convierte en un esclavo.

      Me alegra que te haya gustado la música. Poca gente suele comentar los vídeos de este blog. Gracias. 🙂

  5. Antonio Says:

    Vivimos en todos los tiempos, el pasado en el recuerdo, el presente la realidad y el futuro en la imaginación, el futuro y el pasado se parecen mucho, porque se idealiza y solo se recuerda o se imagina lo bueno y pocas veces lo malo, lo malo tendemos a olvidarlo, mientras que lo bueno es lo que nos enriquece y nos hace soportable la vida. besos

  6. meloenvuelvepararegalo Says:

    Lo que más me ha llamado la atención de tu post es que la felicidad está reñida con la imposibilidad de agradar a todo el mundo. Así que para poder disfrutar (y ser feliz) siempre estaremos perjudicando a alguien?

    Tierras y cielos nuevos! Signo de esperanza… que por ahí ya empezáis a tener un sol primaveral?
    Un saludo,
    Ah! y sécate bien el pelo después de venir de la piscina que irse a dormir con el pelo mojado es de lo peorcito 🙂

    • zambullida Says:

      Yo, Antonio, procuro vivir en el presente, en el aquí y el ahora, que es, por otra parte, lo único que existe; de imaginaciones se puede vivir, ya sea en el pasado o proyectándose en el futuro, pero también se corre el riesgo de habitar en la irrealidad. Me quedo con la realidad, por difícil que sea. Cuando uno echa la vista atrás, prefiere, por lo general, quedarse con aquello que le sirvió, aunque en su momento careciera de sentido. Todo sirve, todo enriquece, pero es cierto que tendemos a deleitarnos con lo bueno y a ignorar los recuerdos que nos dejaron mal sabor de boca.

      Una persona feliz no tiene por qué perjudicar a nadie, melo; al contrario: tiende a crear felicidad a su alrededor, ya sabes que todo se acaba contagiando… Para ser feliz uno tiene que ser libre primero, lo que implica un exhaustivo conocimiento de uno mismo. La libertad no es más que ser uno mismo, el que se es, sin pretender complacer a media humanidad y aprendiendo, llegado el caso, a decir no; de no hacerlo, uno acaba olvidando cuáles son sus verdaderos deseos y se convierte en esclavo de los otros. No se trata de desagradar al prójimo, por tanto. En cualquier caso, a lo que yo me refería en el post es a actitudes vitales, que no suelen ser habituales, y que, lejos de ser aceptadas, son censuradas y vilipendiadas. Uno ante este panorama, le entran ganas de ser como el resto, para no recibir tantos escupitajos; sin embargo, si lo hiciera, para lograr la aceptación ajena, acabaría siendo otro y perdiendo, por tanto, su libertad.

      Aquí de soles, nada de nada. Han bajado las temperaturas ( hoy la máxima eran 6 grados), ha llovido y el viento ha hecho acto de presencia. Esta noche helará.

      De la pisci, siempre salgo con el pelo secadito. 🙂

  7. Caro Pé Says:

    «El descubrimiento de uno mismo libera, pero conlleva asimismo dolor»!!!!!!!
    Abrazo!

  8. Antonio Says:

    La felicidad, es la ausencia del miedo, culpas, ademas de tener un cuerpo saludable que te conforme bien contigo mismo, lo de mas es todo guarnición que adorna nuestra esencia, la cual a lo largo de la vida podemos cambiar o adobar a nuestro gusto dando apariencia a veces de lo que más nos pueda interesar, como defensa hacia los demás. Pocas veces nos mostramos como realmente somos como mecanismo de protección.

  9. Emily Says:

    Yo creo que la felicidad son momentos y que todos tenemos derecho a cambiar, de manera de actuar, de pensar, de vivir….Si alguien, alguna vez te adjudicó el papel de malvada, no tenía razón, nunca lo has sido. Un beso muy fuerte.

  10. zambullida Says:

    Cierto, Caro. Parece contradictorio, pero no lo es. Para llegar a esa liberación primero hay que sufrir un poquito; no queda otra. Todos, a lo largo de la vida, nos vamos montando un personaje que poco tiene que ver con la realidad y el descubrirlo resulta doloroso. De todos modos, pese a ello, somos mucho mejor de lo que imaginamos. Besos.

    Las apariencias, como bien dices Antonio, son un mecanismo de defensa. Sin embargo, éstas, lejos de protegernos, nos hieren al impedirnos ser quien realmente somos. Es difícil prescindir de ellas, pero no imposible. Por cierto, en psicología se define al mecanismo de defensa como una estructura de pensamiento neurótico del que nadie está a salvo.

    Estoy contigo, Emily: uno no ve las cosas igual a los veinte que a los cuarenta. En esencia, seguimos siendo los mismos, pero nuestra manera de afrontar la vida suele ser diferente, ¡a Dios gracias!
    Gracias, amiga. 🙂

  11. Novalis Says:

    Dios que es ante todo Padre no está especialmente interesado en que seamos felices sino en que maduremos.
    La Felicidad tal y como yo la entiendo consiste en ver y si se puede sentir el Paraíso o si se quiere el Empíreo desde aquí,con nuestros ojos,y eso es una cuestión mística y en el fondo bastante infantil.
    Enhorabuna por tu post Zambullibda

    • zambullida Says:

      No estoy de acuerdo contigo, pero éste no es el lugar adecuado para debatir cuestiones teológicas. Somos libres para opinar y también para vivir de acuerdo con esas opiniones. Gracias por pasarte y por comentar. 🙂

  12. Solsticio Says:

    Ya sabes que para aquellos que viven en tinieblas la luz les repele. No me extraña que les disgusten tus escritos. A mí, en cambio, me encantan.

  13. LAMBERTUS CEGATUS Says:

    AMIGA MIA, LOS HINFUES SABEN FERFECTAMENTE VIVIR EN LOS DIFERENTES ESCALONES QUE LA VIDA LES DEPARA , POR LO QUE VEO TU HAS ESTADO GUERA DE SITUACION HASTA QUE AL FINAL HAS LLEGADO Y VEO QUE HAS DEJADO DE SUFRIR, ME ALEGRO

  14. PiensoLuegoPiensoLuegoExisto (PLPLE) Says:

    Te sorprendería saber que no he leído Paraíso Perdido (ni nada de Milton). Tengo una falta de cultura increíble.

    Lo que tu haz sentido es propio de la edad, es lo bueno y lo malo de esa etapa. Luego crecemos y perdemos ese sentimiento, para reemplazarlo por otros buenos y otros malos.

    Saludos y suerte!
    PLPLE

    • zambullida Says:

      Milton no es un autor que la gente suela leer. Mis lagunas culturales son, por otra parte, extensísimas.

      Tarde o temprano, todos experimentamos una transformación. En mi caso, ha sido para mejor; no soy perfecta, pero tampoco aspiro a serlo.

      Gracias por pasarte; sé que andas escaso de tiempo, así que valoro mucho tus comentarios. Saludos. 🙂

      • PiensoLuegoPiensoLuegoExisto (PLPLE) Says:

        Ese es otro de los temas mal entendidos por la sociedad: todos quieren ser perfectos, pero no saben que la perfección es imposible. «Perfecto» es una palabra mentirosa del diccionario, tal como «ganar» y similares.

        No te preocupes que siempre paso y leo todo (a veces con mucho atraso, pero termino leyendo); el tema es que no comento seguido porque siento que no puedo aportar mucho siendo experiencias únicas tuyas. Simplemente me relajo y disfruto (o sufro, dependiendo del post 😉 ).

        Saludos y mucha suerte!
        PLPLE

  15. flori Says:

    Me impresiona con cuanta sinceridad puedes sumegirte en ese oceano que eres tu misma. Descubrirse puede doler, pero puede ser el primer paso a la aceptación; que a la vez es liberadora… y es la aceptación la que nos puede conducir a la paz no solo con uno mismo sino con los demás. Porque aunque ser uno mismo a veces moleste a otros al final nos regala una coherencia no encontrada de otra forma… nos conduce por un sendero donde podemos manifestarnos tal cual, y poder finalmente hallar esa, nuestra propia esencia.

    • zambullida Says:

      Tus palabras, flori, me suenan a música celestial.Esa inmersión mía resulta muy terapeútica, muy saludable; llevé escafandra durante demasiado tiempo. Me gusta, además, zambullirme en las profundidas del alma.

  16. flori Says:

    También zambullirme en las profundidades del alma es una fascinación que llevo por dentro. Quitarse todas esos trajes que nos podemos poner aún no queriendo (eso descubrí que siempre lo hacemos, unos más que otros, es inevitable, producto de la educación y la convivencia). En la medida que profundicemos nos conocemos más a nosotros mismos y en consecuencia vamos descubriendo el universo… es muy bueno!
    Un abrazo!

    • zambullida Says:

      Eso es, flori: lo hacemos inconscientemente para adaptarnos a esa imagen que los demás quieren de nosotros, para agradar, en definitiva. Al conocernos más, por añadidura, nos acercamos más al otro. Un fuerte abrazo.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.