He ralentizado un poco mi lucha contra ese caos que se empeña en perseguirme; decidí centrar mis energías en arrebatarle al desánimo el terreno robado, pero quizá, sin ser demasiado estricta, debería compaginar ambos frentes porque la tarde del domingo, por ese extraño vivir mío, resultó un caos. Empecé a comer pasadas las cuatro de la tarde, cuando me había propuesto hacerlo a las dos y media; en cuanto me sumerjo en alguna actividad, sea cual sea, soy incapaz de ponerle freno. Esos retrasos me impiden, aparte de llevar una vida ordenada, dedicarme a otras tareas también necesarias. Los libros que M. me regaló aún yacen, junto a las cajas, desperdigados por la alfombra de la entrada: ni siquiera he pensado en un lugar donde aposentarlos. Un par de zapatos decoran el salón desde hace una semana. Los dejo ahí, en medio de la estancia, al lado de los utensilios de limpieza, para recordarme que debo lustrarlos. Las lentejas que con tanto mimo había preparado acabaron quemándose porque, mientras se hacían, me zambullí en el manual de la cámara que un amigo me regaló días atrás. Olvidé el guiso por completo y cuando me quise dar cuenta, la humareda ahogaba la cocina y amenazaba con invadir el resto de la casa. Tuve que abrir puerta y ventanas durante varias horas, pese a que amaneciera, a causa de los rigores del otoño y de la frescura de esta bendita morada, con una bonita inflamación en la garganta. El olor, no obstante, persistió y el dolor de garganta se fue intensificándose de suerte que ayer a duras penas podía tragar y hasta la respiración se me hacía dificultosa. Con tanto atraso encima, salí a pasear a las nueve y media de la noche; estuve recogiendo hojas secas; me parecieron tan hermosas que pensé que tal vez pudiera hacer algo con ellas. De camino a casa, me sorprendieron de nuevo las acacias; ese rojizo que han adquirido los judiones que cuelgan de sus ramas, que tan bello contraste forma con sus hojas amarillecidas, me tiene fascinada; a la luz de las farolas, esas legumbres, largas y curvadas, me transportan a aquellos bosques poblados de hadas y duendes que tanto frecuenté en mi infancia. Ya en casa desincrusté la suciedad adherida a la cazuela; me llevó un buen rato. Miré por la ventana: la rama del arce, la única que florece, asemejaba a un dragón sacando la lengua.
8 noviembre 2011 a las 17:00 |
A veces los dragones nos sacan la lengua, pero lo mejor que podemos hacer es contestarles de la misma forma, y no dejar que los pequeños inconvenientes nos desanimen, por muchos que se acumulen.
Saludos.
9 noviembre 2011 a las 14:00 |
A veces lo veo así, Alan; otros días, no. Últimamente, me han dado hasta en el carnet de identidad. Gracias.
8 noviembre 2011 a las 17:54 |
Aunque se te quemaran las lentejas, lo que es una incomodidad, lo cierto es que te regalaron una cámara fotográfica y ese es un regalo estupendo… podrás inmortalizar todo lo que te apetezca. Tienes cámara y un amigo muy atento.
Los zapatos en el salón, quedan fatal…
Un abrazo
9 noviembre 2011 a las 14:02 |
Sí, Mercedes, estoy empezando a creer que tengo buenos amigos y, pese a las dificultades técnicas (la tecnología me pone los pelos como escarpias), estoy encantada con mi cámara compacta. Los zapatos siguen ahí; tal vez hoy logre limpiarlos.
8 noviembre 2011 a las 18:16 |
Relájate, riéte de los incovenientes. Todo encontrará tu sitio, y el orden te está buscando, ya verás como te encuentra. 🙂
Besos.
9 noviembre 2011 a las 14:02 |
Ojalá sea así, inspiración, ojalá. Besos.
8 noviembre 2011 a las 18:30 |
Me encantan las hojas secas del otoño…….como con las nubes…les veo caras y formas…ANIMO Zambu. Un beso
9 noviembre 2011 a las 14:03 |
Sí son preciosas; ahí las tengo acumuladas sobre un cubo. Un beso para ti también.
8 noviembre 2011 a las 21:20 |
Que importa que no lleves un control de todo,salvo lo de las lentejas que si te descuidas mucho puedes montar un desastre, pero eso tiene arreglo te compras un reloj de esos que cuentan el tiempo y cuando suene te despiertas de tu encantamiento,pero esta muy bien el desorden cuando te invita a sentirte bien y olvidar todas las comidas de cabeza,y te invita ha perderte y admirar los colores del otoño que te hacen sentirte algo más feliz,que falta te hace déjate llevar por el desorden cuando te hace olvidar y sentirte mejor,pues si no tienes que dar cuenta a nadie de como te organizas,pues a nadie le importa , así que te animo a desconectar del mundo para sentirte mejor contigo misma y no amuinarte por no tener lo ordenado pues el orden aveces no nos ayuda a desconectar.
9 noviembre 2011 a las 14:06 |
No aspiro a controlarlo todo; eso sería, además, imposible, pero sí es posible tener una vida más o menos ordenada. Hay gente que puede vivir así sin problemas, pero yo no,porque la mente se me acelera y no puedo descansar ni hacer nada de nada. Cada uno funciona de una manera distinta. Si eres muy rígido, entonces sí conviene soltarse la melena. Gracias, guelgar.
8 noviembre 2011 a las 22:55 |
Las hojas secas del otoño nos dicen que es tiempo de renovación, en ese proceso experimentamos como nos vamos despojando de lo que no nos hace falta para que luego el invierno lo queme con su frío y podamos renacer en la primavera. Éxito!!!
9 noviembre 2011 a las 14:07 |
Es un tiempo precioso éste, aunque llueva y los días sean más cortos. Bonita reflexión la tuya, Elizabeth.
8 noviembre 2011 a las 23:51 |
Bendito otoño que te hace disfrutar. Me alegro por ti. Pero cuídate que tu piano suena bien afinado. No temas si notas torpes tus manos: la melodía suena genial.
9 noviembre 2011 a las 14:09 |
¿En serio? Pensé que te estabas quedando conmigo 🙂 Supongo que uno no es capaz de verse a sí mismo. Gracias, Pedro.
9 noviembre 2011 a las 9:22 |
Me recuerdas el caos que tengo a menudo en mi casa. Eso de hacer varias cosas a la vez es un mito: no salen igual de bien. Te aconsejo que no intentes abarcar tanto. Un beso.
9 noviembre 2011 a las 14:10 |
Si no abarco nada, Susana; mi problema es que no hago nada porque no me organizo. Sé que no debo hacer dos cosas al mismo tiempo y a veces lo evito, pero otras sencillamente no puedo.
9 noviembre 2011 a las 11:51 |
CHIQUILLA, NO PASA NADA, SI SE QUEMANA LAS LENTEJAS, QUE LES DEN, SI TU ESTAS BIEN, AUNQUE SEA CON ESE FATIDICO DOLOR DE GARGANTA QUE TE PERSIGUE, SI LO DEMAS GUNCIONA Y CREO QIE SI TE DAS PASEOS Y TE EMBEBES DE LA NATURALEZA, MEJOR QUE MEJOR, UN ABRAZO ZAMBULLIDA
9 noviembre 2011 a las 14:11 |
SÍ PASA, LAMBERTO, SÍ PASA. NO ME GUSTA EL MODO EN EL QUE ORGANIZO MI VIDA Y QUIERO CAMBIARLO. UN ABRAZO.
9 noviembre 2011 a las 12:11 |
Hay cosas que nos interesan más que otras, a veces el caos nos está diciendo que algo se cuece en nuestro interior, es cuestión de esperar para que aparezcan los frutos.
Un Fuerte Abrazo 🙂 .
9 noviembre 2011 a las 14:12 |
Sí, eso me pasó al principio; entendí el sentido de ese caos, era, aunque parezca extraño, un avance. Ahora, en cambio, hay que pararlo un poco. Gracias, Joaquín.
9 noviembre 2011 a las 13:23 |
Sabes que?, no he podido evitar sonreír mientras leía esta entrada, mientras cocino procuro estar en la cocina haciendo otras cosas porque soy capaz de olvidar por completo que estaba cocinando… y por ver una cámara como no? Es tan emocionante poder captar todo lo que quieras de distintos ángulos y a cualquier hora, no crees?
Por cierto tienes amigos muy lindos.
Un abrazo!!
9 noviembre 2011 a las 14:14 |
Antes, con las cámaras analógicas, disfrutaba mucho. Las utilizaba para fiestas, ocasiones especiales y viajes. Ahora, en cambio, me apetece fotografiar lo cotidiano.
Lo de la cámara fue una bonita sorpresa, flori, y estoy, por ello, muy agradecida.
Bs.
9 noviembre 2011 a las 14:22 |
No es nada malo ser constante y tenaz en lo que haces, pero vigila esos guisos chiquilla 😉 Espero que esos paseos te den tanta alegría como a mí leerlos, tan detallados y llenos de matices.
Un abrazo 🙂
9 noviembre 2011 a las 14:29 |
Tengo que aprender a medir mejor los tiempos, Explorador. Me alegra que te gusten mis paseos. Gracias y, lo dicho, ánimo en esa nueva aventura.
9 noviembre 2011 a las 16:12 |
Pon orden en tus cosas,sin pripa pero sin pausa,y sin obsesión.
Porque el orden se reflejará en todo lo demás.
Cada cosa a su tiempo y sobre todo, tiempo para cada cosa.
Te permitirá disfrutar mucho más de la vida,y de los momentos de paz.
Un beso.
9 noviembre 2011 a las 16:15 |
Truco para quitar los olores de una comida pegada:
Hierve un una cazuela durante un rato,agua con suavizante,
ya verás que olorcito más rico queda en la casa
9 noviembre 2011 a las 17:01 |
Estoy de acuerdo contigo, Luisa. Ahora mismo estoy limpiando el estudio (está tan caótico que me cuesta trabajar),pero hay tanto trabajo que no sé ni el tiempo que me va a llevar. El problema es que la casa es demasiado grande y luego está, claro, el asunto de los horarios, bastante espinoso, por cierto. Está claro que no lo puedo hacer de la noche a la mañana. Mi padre tb dice eso de sin prisa, pero sin pausa. Gracias por lo del suavizante; lo probaré. Tendrías que escribir un libro con trucos prácticos para la vida diaria. 🙂
9 noviembre 2011 a las 18:42 |
Tómatelo con calma, hoy parte del estudio, mañana otra cosa.
Y si la casa es grande,organiza el espacio que necesites y en el que te muevas,lo demás solo sitoca y te apetece.
Muchos besos
9 noviembre 2011 a las 21:52 |
Eso he hecho, Luisa. Normalmente, me suelo dar el palizón y luego ya no me quedan ganas para nada. Esta vez, me he dosificado ¡¡ Gracias !!
9 noviembre 2011 a las 22:27 |
Había oído una leyenda húngara, que hace muchos años existió un aldeano que no sabia montar a tres en un burro.Creo que era así, aunque como la había oído en húngaro no lo entendí muy bien. Sí Sí separado es una cosa, pero SISI junto si que sabía húngaro o al menos el que le explico Francisco José ¿porqué Francisco José cuando lo normal hubiera sido Francisco Javier? Bueno Zambu, si recuerdas a Berlanga aquel director de cine tan famoso, creo que era el de Calabuch y también el de Bienvenido Mr.Marshal (creo que algo de plan Marshal dijo Rubal. en el debate, by the way, ay no que by the way se dice antes) El caso esque es director de cine con barba siempre introducía en sus películas la palabra Austrohúngaro! (se lo hacía venir en los diálogos como podía) y algo de húngaro sabría digo yo.Personalmente a mí lo Austro me cuesta mucho de pronunciar, es decir que me trabo con la tr pero solo cuando hay un diptongo previo como Au… con trabo no me trabo tanto.Un Beso Zambu! ….¿caos dices?
10 noviembre 2011 a las 14:26 |
¡Ja,ja,ja! Lo tuyo es muy fuerte, tomae, muy fuerte. Hoy pareces tener la mente del revés 🙂 Me da la impresión de que ese supuesto caos tuyo no afecta a tu vida diaria; el mío sí, es más: lo impregna todo.
Un beso, tomae.
10 noviembre 2011 a las 9:48 |
Siempre es asombrando que haya gente que arreglen sus cosas perfectamente dia por dia y parecen que no sustengan ningun desorden y haya otras que vivan toda su vida en un desorden pero gozen mas la vida. Tal vez el eqilibrio entre los dos actitudes este lo mejor que podamos alcanzar.
10 noviembre 2011 a las 14:27 |
Cuando uno se convierte en esclavo del orden, es difícil que pueda gozar de la vida, pero, como bien dices, Holle, debe de haber un punto intermedio que es el que estoy tratando de hallar. Gracias por pasarte, amiga.
10 noviembre 2011 a las 12:13 |
Son cosas que pasan Zambu, a veces nos entusiasmamos tanto haciendo algo, que nos olvidamos del tiempo, y luego o nos toca correr, o tomarlo con resignación y decir «mañana será otro día» :). Que todo los malo sea eso…Pero eso sí, cuidate esa garganta eh? que este tiempo es muy traicionero…ya tendrás tiempo de ordenar todo…¿será por días? jaja…o también las ganas…
Te dejo un abrazo grande y un beso dorado muakk!
10 noviembre 2011 a las 14:29 |
Lo del orden ya no puedo postponerlo más so riesgo de perder el juicio. En cuanto a la garganta, ando con antibióticos; tengo una buena infección, hasta comer me cuesta. Gracias, doradita. Tus besos envueltos en dorada purpurina saben a beso.
11 noviembre 2011 a las 16:39 |
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────────────────╚╩╩╝ Y feliz finde!
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Y recuerda que:
-Si no suena el teléfono…soy yo. 😀
Besitos!♥
14 noviembre 2011 a las 22:15 |
🙂 🙂 🙂
14 noviembre 2011 a las 21:52 |
Menos mal que sólo se quemaron las lentejas, si no ya me veo que el regalo que he de hacerte es un extintor 🙂
Bromas a parte, veo que has mejorado de la garganta. Me alegro.
14 noviembre 2011 a las 22:15 |
¡Ja,ja,ja! Ya sabes que de extintores ando sobrada, creo que es de lo único, a decir verdad. Hoy, después de llamar al médico y dar el parte, me he ido a nadar a la piscina cubierta; ya tenía ganas. Estoy molidita. Gracias, melo.