Decisiones

Y llevo semanas dudando y decidiendo una cosa y también la contraria y extraviando el sentido y cayendo a menudo en el desvarío. Pareciera que por adoptar una u otra propuesta fuese el mundo a desplomarse, pareciera que me fuese a privar para siempre de toda suerte de oportunidades y claro, ante semejante panorama, opto por escoger ambas disyuntivas y regreso, por ello, al agotamiento físico y moral. No hay decisiones acertadas ni desacertadas, sólo opciones que acoger con más o menos entusiasmo. No hay tampoco equivocaciones: cualquier sendero es bueno si uno se abraza a él; llegado el caso, además, se puede uno desapegar y regresar al punto inicial o escoger un plan C, que puede ser tanto o más interesante que la suma de A y B. Es, además, una decisión que llevo conmigo desde hace ya varios años, pero con la que no consigo reconciliarme. Y hay miedo, claro, o tal vez no lo haya y me lo invente para así decidir en contra del plan A o del plan B, que tengo ya tal jaleo que, sin querer, los entremezclo ¿Y si fuera bueno entremezclarnos? La experiencia me dice que no es posible, pues el desgaste de energía sería de tal calibre que enfermaría y, de hecho, ya he enfermado por ello y estoy algo pachucha. Los virus atacan cuando las defensas flaquean tras las aceradas embestidas que se gasta conmigo el estrés, mi peor enemigo, el que me pone del revés, el que me hace llorar y llorar y me sume en la impotencia ¿Qué hacer, pues? Hacer, hacer y hacer; no dejarse llevar sino coger las riendas para enderezar el rumbo, porque hasta la fecha el dejar que los acontecimientos decidan por mí me ha costado muy caro. Y son, claro, decisiones vitales pero tal vez no lo sean tanto o al menos no deberían ocupar tanto espacio, pero es que se trata de lo que voy a hacer en un período de al menos 12 meses, a lo que voy a entregarme en alma y cuerpo porque las medias tintas y yo estamos enemistadas. Y a lo mejor es una cuestión de grises y de medianías, a lo mejor es eso. A lo mejor hace falta un poco de esto y de aquello, pero no: en mi caso, no es posible; me entrego a todo con cuanto soy porque la pasión siempre me gana. Si a lo largo del día de hoy pudiera finalmente dejar de temer el dejar una de las dos opciones de lado, respiraría, dormiría y quizá podría de una vez embarcarme en algo definitivo o semidefinitivo, porque en esta vida todo se puede venir abajo en un pis pas. Sólo pido cordura, a nada más aspiro al menos en el día de hoy.

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