Y van transcurriendo los meses y la primavera es a ratos primaveral y a ratos veraniega. Tras los bochornos, llueve, las temperaturas se atemperan y regresa el respirar tranquilo. Y entre tanto altibajo meteorológico se sucede la vida, que es enrevesada, muy enrevesada, pero que sigue regalando hermosuras si uno mira a los acontecimientos con ternura. Si se reniega de ellos, se sufre a lo tonto; si se aceptan como parte del aprendizaje que precisamos para encarar el porvenir, los contratiempos son más ligeros. En medio del estupor y del dolor, se pueden vivir también horas bellas y almibaradas. Lo que cambia la realidad es la mirada: si uno cede terreno al desespero, se malogra y aunque dulces brisas lo mezan, se creerá morador de una tierra fea e inhóspita. La percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestra realidad es la que cuenta; si consideramos cuanto nos golpea como una oportunidad necesaria para alcanzar el destino, los reveses serán más amables. Perseverar en la esperanza es siempre la actitud más sabia y provechosa. Sin esas ilusiones que entreveramos con los lloros y penas, la vida sería insufrible. Mayo es el mes de la dicha por antonomasia; el mundo, ya florecido, nos muestra las primicias de lo que habrá de venir, de esas abundancias que ahora se escapan y que un día no muy lejano nos inundarán de aromas y sabores para sobrecargar los sentidos con una concatenación de bellezas. Mayo es siempre un buen mes, se porte como se porte.
29 mayo 2019 a las 14:28 |
Me encanta este optimismo.La vida tiene momentos maravillosos escondidos entre poco o mucho aburrimiento. ¿Sabemos encontrarlos? Sí , no hay duda que sabemos. 🙂
31 mayo 2019 a las 20:13 |
Sin optimismo, no se puede vivir. Gracias por comentar, Jesús.
4 junio 2019 a las 18:47 |
Nada mejor que la positividad y el optimismo.
Genial tu entrada⚘
https://poetasenlanoche.wordpress.com/2019/06/02/tu-abrigo/
6 julio 2019 a las 18:26 |
Graciasssss.