Escribo ante la indiferencia de un cielo que, aplastado por una atmósfera cargada de vapores cansinos, apenas se ha engalanado para el ocaso. Tenues grises y violetas decoran ese horizonte que se va poco a poco agotando para dar paso a una noche calurosa más, en la que se añorará la brisa y esas temperaturas más amables de días atrás. Todo está como estancado en un continuo ardor en el que la vida se ralentiza y en el que ni se esfuerza por caminar; cuesta hasta encontrar las palabras y convertirlas en música. Hay una cierta desgana y uno entiende esa apatía de algunos por la vida, ese no pensar, ese existir a base de impulsos y con ideas prestadas de los otros. La indolencia trae consigo males, muchos males, que ahora esta sociedad nuestra, siempre quejumbrosa, cosecha. La culpa es zarandeada de un lado a otro, pues nadie quiere cargar con ella y achaca cuanto acontece a éste o aquél, como si uno fuera un mero espectador al que le hubiesen vetado el acceso al escenario en el que la realidad ha desfilado ante todos mostrándose tal cual era, aunque la hayan disfrazado con costosos aderezos para evitar su desnudez y esa verdad que a algunos zahería. Lo que más asombra es que todos se consideran víctimas inocentes de un sistema, como si ellos jamás hubiesen participado del mismo, como si durante lustros hubiesen vivido en una isla desierta, ajenos a cuanto acontecía. Fuimos pocos, muy pocos, los que supimos que esto acabaría estallando de un modo u otro, de ahí que no nos sorprenda; lo que desconcierta es que a los demás les pille por sorpresa. Demasiada abstracción y poca realidad.
Se creyó que el tiempo en el que se seguían las sugerencias del sentido moral había ya pasado, que era preciso ajustar el paso al de los demás y vivir de conceptos absolutos impuestos por los de arriba. «Doctor Zhivago» de Boris Pasternak.
19 agosto 2012 a las 0:11 |
Quien no es capaz de reconocer sus fallos ,tampoco es capaz de resolverlos,pues no considera que existan,y eso nos ha pasado que como no veíamos que esto tenía que estallar en cualquier momento,la gente no se daba cuenta que no podíamos seguir ha ese ritmos ,yo lo se bien pues trabajaba en la construcción,y en cuestión de ocho años se cuadruplicaron ,osea un piso que de 85 valía 35 millones de las antiguas pesetas,paso a70 millones y luego a 92, era lógico que esto reventara ,pues mucha gente invertía en pisos como negocio,los compraba y esperaba 2 años y los vendían y ganaban más que teniendo el dinero en el banco o en bolsa,pero la culpa a sido de todos los bancos por facilitar excesivamente el crédito ,para pagarlo en 40 años,la gente por meterse en esa trampa pensado que si salía mal vendería el piso y pagaría la deuda y le quedaría un dinero,pero como esto como la pirámide,los que llegaron los últimos lo perdieron todo.
Pero lo importante es que con la inseguridad que no sabe el que tenga dinero en que lo puede invertir para producir algo,a quien se lo vende ,la sociedad esta acobardada y tiene miedo que el que tiene trabajo lo pueda perder y ese miedo hace que la gente que puede gastar y crear trabajo,resulta que lo que compramos esta hecho en china,en india ,a si que lo poco que gastamos el dinero y el trabajo lo creamos en la otra punta del mundo,.
Yo creo que hasta que los bancos no se saneen y comience a dar créditos a corto plazo,por ejemplo para un autónomo que ,le tardan en pagar un mes y pueda continuar con su empresa si le falla un poco,
Si no se crea un clima de confianza ,se consumen productos que se han de España o de comunidad europea,no crearemos puestos de trabajo.
19 agosto 2012 a las 19:18 |
Guelgar, cuando el dinero fluía y todos parecían tener los bolsillos llenos, nadie arremetía contra los bancos. Aquí todos tenemos nuestra parte de culpa. En el momento en el que el dinero pasa de ser un medio para convertirse en el fin supremo, todo se desmorona. La crisis que nos aqueja es algo más profundo, afecta a los pilares sobre los que se sustenta la sociedad y la civilización occidental.
19 agosto 2012 a las 1:37 |
«Lo que desconcierta es que a los demás les pille por sorpresa».
Estas palabras tuyas cuantas veces las hemos repetido, pero casi todos se han quedado sorprendidos ante este presente demoledor. Nadie presentía, nadie sabía, lo que se estaba acercando a pasos agigantados. Ahora lo más fácil es esconder la cabeza como el avestruz.
Un abrazo
19 agosto 2012 a las 19:20 |
Más que esconder la cabeza, Mercedes, lo que hacemos es cubrir de improperios al otro como si no fuera con nosotros. Aquí, a la hora de asumir responsabilidades, todos escurrimos el bulto. Muy español, por otra parte.
19 agosto 2012 a las 9:09 |
Aquí estoy de vuelta para leerte, entenderte, acompañarte y a veces buscar tu sonrisa Zambu…Un beso grande
19 agosto 2012 a las 19:21 |
Sonrío constantemente, Winnie. Te lo agradezco, no obstante.
19 agosto 2012 a las 9:12 |
Yo también estoy asombrada con lo que pasa. El sistema somos todos y nadie se quejaba cuando las cosas iban bien. Un beso.
19 agosto 2012 a las 19:21 |
Así es, Susana, así es.
19 agosto 2012 a las 10:18 |
Por suerte siempre hay quién avisa, quién percibe las cosas antes que la gran mayoría, ésos son la vanguardia, ésos son a los que tanto debemos los demás.
Un Abrazo, Nuria 🙂 .
19 agosto 2012 a las 19:22 |
Esa supuesta vanguardia es ninguneada sin recato, Joaquín. Ya sabes: nadie es profeta en su tierra.
19 agosto 2012 a las 11:21 |
Imprescindible para el futuro de la humanidad que cada uno de nosotros se haga cargo de su propio destino. No avanzaremos hasta que no comprendamos que el cambio no está fuera de nosotros, el cambio está dentro de cada uno. Hemos de cambiarnos a nosotros mismos para poder conseguir el cambio que queremos ver en el mundo. Nuestras acciones, las que cada día tomamos de manera indolente o de manera responsable, no son buenas o malas, solo tienen consecuencias. Y esas consecuencias las sufriremos todos.
Un abrazo, Zambullida.
19 agosto 2012 a las 19:26 |
Da gusto, Juana, leer un comentario como el tuyo. Son pocos los que se paran a pensar en las consecuencias de sus actos, para ellos y para los demás. Un revolución, una verdadera revolución interior, del espíritu, es la que España precisa, más que inyecciones de capital. El dinero que necesitamos sólo camuflará el problema, nada más.
19 agosto 2012 a las 22:14 |
El cambio debe ser total.Integral.Del financiero, al político pasando por el espiritual, el moral…Profundo.
Creo que hay que renacer…Ya que nos hemos dado esta torta que sirva para algo…
Besos.
20 agosto 2012 a las 23:46 |
Si no hay un cambio profundo, de nada servirán las inyecciones ésas de capital. Volveremos pronto a las andadas, Bypils, muy pronto; el cambio empieza en cada uno de nosotros.
Cuando se rinde culto al dinero y todo sirve para obtenerlo, la codicia y los malos modos se adueñan del espíritu y se traspasan barreras que otrora, cuando se tenían principios, eran consideradas infranqueables. Y, lo peor, nadie está a salvo de caer en esa idolatría.
Gracias por pasarte, querida.
20 agosto 2012 a las 14:21 |
Quizá nadie quiera cargar con la culpa…pero al final, casi todos lo hacemos, en forma de vago malestar e infelicidad del que no sabemos reconocer las causas…
Un abrazo 🙂
20 agosto 2012 a las 23:47 |
Hay un profundo vacío existencial en la sociedad española, de ahí el malestar. Es preciso regresar a las fuentes primigenias y beber de ese agua que sana y sacia la sed de esperanza.
21 agosto 2012 a las 0:01 |
El aturdimiento que produce el calor me parece una buena metáfora para la crisis que estamos atravesando. Me ha gustado mucho tu reflexión a la que adhiero por completo.
Un abrazo
21 agosto 2012 a las 23:38 |
Tú en tu Normandía apenas sufrirás a causa del calor, ¿no? A mí me enloquece, pero, por otra parte, tras un invierno tan duro, en el que he enfermado de gravedad, este calor me está viniendo bien para desentumecer el cuerpo. Mis articulaciones, pese a que me queje, están bien. De la crisis, Anne, ya no hablo más.
22 agosto 2012 a las 0:08 |
Parece que bajan las temperaturas!!! Es cierto lo que cuentas, se culpa a todos, pero en el fondo todos somos culpables.
22 agosto 2012 a las 16:07 |
Hoy se nota ya la bajada, ¡al menos se puede respirar! Una crisis de tal magnitud obedece a razones más profundas que las meramente económicas.
22 agosto 2012 a las 11:35 |
Empleas la poesía para hablar de la crisis…. siempre, a unos más, a otros menos, pero siempre nos cuesta asumir nuestras responsabilidades, esas que de una en una forman el conjunto de una sociedad, de un país
Precioso, saludos!
22 agosto 2012 a las 16:08 |
En España, eso de la responsabilidad suena como a ciencia ficción. Lo que se estila, en cambio, es echar balones fuera. Gracias, Laura.
22 agosto 2012 a las 12:36 |
El texto aunque hable de la crisis que a todos nos está afectaando es como han dicho muy poético y hermoso. Parece que cuesta asumir responsabilidades, parece que el Estado tuviese que ocuparse de todo y nosotros cruzarnos de brazos como si nada. Demasiados subsidios y suvenciones. El cuadro y la música me gustan mucho, como siempre.
22 agosto 2012 a las 16:09 |
Nos han facilitado tanto la vida que nos hemos olvidado de pensar por nosotros mismos. Gracias,mara. Últimamente, disfruto mucho con los vídeos; me alegra que tú también lo hagas.
23 agosto 2012 a las 20:21 |
Nuria, ¿te apetecería participar con un microrrelato de 50 palabras? El lunes voy a publicar una entrada con todos los «micros» que se vayan publicando. Pienso que será agradable leerlos todos juntos.
Un abrazo
24 agosto 2012 a las 13:15 |
Te agradezco enormemente la invitación, Mercedes, pero ahora mismo estoy metida en muchas cosas (en su mayoría literarias) y carezco de tiempo material ¡No me llega para nada! Si de pronto se me ocurre algo, ya te lo comento. Gracias mil.
Un abrazo.
24 agosto 2012 a las 14:29
No te preocupes, además me alegro muchísimo de que tengas tantas cosas a las que atender, sobre todo si son literarias.
Un abrazo
24 agosto 2012 a las 22:55
Gracias, Mercedes, muchas gracias. 🙂 🙂 🙂
8 septiembre 2012 a las 9:45 |
Suscribo casi todo lo que he leído pues a pesar de ser esa la realidad ue yo también veo, sigo creyendo y moviéndome en dirección revoltosa y ruidosa para que ese sentimiento no aplaste mi vida ni la de mis seres queridos.
Un fuerte abrazo y un meneo a la vida, con todos los que estamos en ella. 😉
8 septiembre 2012 a las 12:34 |
Tu actitud es una buena prueba de que estás viva y de que sigues albergando sueños y deseos. La realidad, si no queremos, nunca nos aplasta; nos dejamos, más bien, aplastar por ella. Mucho ánimo, mens.