Regalos inesperados

Es curioso: el jueves por la mañana fantaseaba con la idea de leer a Shakespeare en su lengua materna y por la tarde, cuando abrí el buzón, me encontré con un sobre acolchado cuyo interior cobijaba una pequeña antología del mismo, encuadernada en un elegante verde musgo. Su dueño había decidido desprenderse de esta pequeña joya y regalármela, además de ofrecerme toda su bibiloteca en inglés, y aun la escrita en español; ha llegado a una edad en la que no desea sino caminar sin alforjas. Hace ya un lustro en el que perdí mi amada biblioteca, así como la mayor parte de mi colección de música clásica, en uno de esos naufragios que uno nunca se espera. Sólo me falta el medio de transportar todas esas cajas de libros desde su refugio, en Andalucía, hasta la vieja Castilla.  El viernes un amigo me regaló « Cuadernos de Rembrandt» de José Jiménez Lozano, una recopilación de lo que el autor considera sus cavilaciones y melancolías anotadas a lo largo de tres años. Llevaba tiempo suspirando por estos escritos… No me olvido del práctico obsequio de M. que va a sacarme de algunos apuros, ni de la «Virgen de los Alambres» de Winnie ni del delicado colgante que recibí desde Hong Kong hace unas semanas para recordarme, según la remitente, la belleza que hay en la vida. Parece que en esta tornadiza primavera me están lloviendo los regalos. Esperemos que, además, me llene de trabajos, de la tan anhelada publicación y de esos dineros que de un tiempo a esta parte no hacen sino escamotearme.

To guard a title that was rich before

To gild refined gold, to paint the lily,

To throw a perfume on the violet,

To smoothe the ice, or add another hue

Unto the rainbow, or with taper- light

To seek the beauteous eye of heaven to garnish,

Is wasteful and ridiculous excess.

From King John ( Act.4, Sc2) by W. Shakespeare.